sábado, 27 de diciembre de 2008

La edad dorada de la falsedad.

Tras ver algunas noticias el día de hoy, no pude evitar sentir una enorme decepción. ¿Qué se puede creer en esta época? Realmente nada.
En un mundo donde la corrupción es la indiscutible protagonista de toda clase de conflictos, no es mucho lo que se puede esperar. No hay aspecto de la vida cotidiana que se escape a este mal.
La educación es sólo el principio. Basta con ver los supuestos concursos de conocimientos, muchos de los cuales ya están arreglados por una generosa suma de efectivo. ¡Por favor! Si hay algo que me indigna es que jueguen con el esfuerzo y las ilusiones de niños inocentes, muchos de los cuales aún no tienen la menor idea de cómo funciona este mundo. También es de notarse todos aquellos colegios que conservan a sus peores estudiantes (ya sea en aspectos referentes a la conducta o al aprovechamiento académico) debido a que alguno de sus padres es una importante figura de algún tipo.
En la política, ni hablar. Creo que cualquiera puede sacar sus propias conclusiones de dónde se encuentra la relación entre la falsedad y ésta.
Cuando nos movemos al campo del entretenimiento, también se pueden encontrar gran parte de incongruencias. Con sólo tener en mente que la mayor parte de la información viene "procesada" de acuerdo a los intereses de los productores, no cabe duda de que gran cantidad de lo que sabemos realmente es una falacia. O quizá sepamos una verdad parcial. Tampoco hay qué extrañarse de los arreglos que se realizan entre los equipos de cualquier deporte... Así es, niños: Muchos encuentros ya están determinados por un guión.
Entonces... ¿Qué es la realidad? ¿Un enorme engaño al cual nos hemos acostumbrado con el curso de los años? Es casi imposible creer en algo concreto en esta era de la confusión.
Sabrá Dios qué nos espera con tantas mentiras. Después de todo, siempre hay consecuencias. ¿O no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario