viernes, 26 de diciembre de 2008

Anticuarios...

Después de la experiencia que vivimos en Puebla (que próximamente escribiré aquí) con todo el aspecto cultural, mis pensamientos han estado relacionados con las tiendas de antigüedades.
Quizá la primera pregunta que me surgía con cada artículo es: ¿A quién perteneció?. Considero esa la más importante. Tantos años (si es que no siglos) acumulados sobre un mismo artículo dejan su huella física; muchos debieron ser bastante valiosos en su tiempo, o quizá tenían un significado sentimental. ¡Sabrá Dios! Las posibilidades son infinitas; sin embargo, eso es lo más atrayente del asunto...
Es obvio que es casi imposible saber quién era el propietario de cada uno de los objetos, pero la idea me sigue pareciendo sumamente fascinante.
También comencé a preguntarme sobre los artículos que hay en los hogares modernos. En 20 ó 30 años serán piezas de colección para más de alguno. Pienso en los "ladrillos" y los comparo con los teléfonos actuales.... ¿Qué nos traerán las próximas generaciones? Será algo interesante de observar... Claro, si no acabamos con el mundo antes.
Sonará egoísta, pero también me intriga cierto cuestionamiento: ¿Dónde terminarán mis cosas cuando muera? Tal vez en otro mercadito de antigüedades, esperando a ser compradas por algún visitante.

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