viernes, 6 de marzo de 2009

Atención, amantes de los animales...

Gracias a una amiga cercana, he recibido una cadena que a mi parecer vale la pena difundir.
El senador Harb ha creado una iniciativa de Ley para frenar la caza de focas canadienses. Coincido al opinar que es algo histórico; aparentemente alguien del gobierno demostró humanidad al tomar acciones contra tal masacre. (¡Gracias, Dios!).
La meta es reunir 200, 000 correos para asegurar la promulgación de dicha ley.

Todos aquellos interesados en colaborar, click en el link:

Sólo toma unos minutos. Si nadie mueve un dedo, el mundo seguirá igual o peor. Un sólo hombre no puede resolver el problema por su cuenta, pero su determinación sí. Mostremos interés y hagamos que esta horrenda situación sea un doloroso recuerdo del pasado.

Bellos pensamientos.

Recientemente terminé algunos proyectos de arte bastante largos (me tomó un par de semanas terminar con 2 piezas). Mientras veía como pasaba mi vida minuto a minuto con los pequeños trazos, el tema de la belleza comenzó a asaltar mi mente una y otra vez. Después de todo, esa era la razón principal por la cual invertí esa cantidad de tiempo.
¿Por qué será que la belleza es tan difícil de representar? Quizá porque es algo que escapa al intelecto humano. Es posible abrir diccionarios y buscar una definición específica; pero es una búsqueda inútil. Hasta la fecha, no he encontrado ningún concepto que logre condensar todo su poder.
La belleza es algo demasiado complejo... Puede ser percibida con los sentidos, pero su verdadera esencia es captada por el alma. Su aspecto cambia con las épocas y los grupos sociales. Individualmente, es algo que depende únicamente de la perspectiva. Es abstracta. Hace de la existencia algo más soportable. Es motivo de discusión. Es motivo de unión. Es objeto de deseo. Estimula el pensamiento humano. Origina un sinfín de fantasías. Su pérdida puede ser ireemplazable. Es motivo de obsesión. Es un modelo a imitar.
Después de todo, el hecho de que sea tan difícil representarla es toda una bendición. No sólo hace que el resultado valga la pena, sino que ofrece una infinita cantidad de posibilidades con las cuales experimentar.Los artistas de todos los periodos han tratado de representarla; creando extraordinarios trabajos. Si todos tuviéramos la misma idea de lo hermoso, tendríamos un mundo aún más monótono.

martes, 3 de marzo de 2009

Tesoros.

Ayer mientras limpiaba una habitación encontré un par de lentes que habían desaparecido misteriosamente. Sigo sin la menor idea de cómo llegaron ahí, pero el sólo hecho de encontrarlos me alegró el rato. Esta pequeña anécdota y varias películas que he visto últimamente me han hecho volver atrás hasta la infancia. Esa maravillosa época donde el mundo se nos presenta como una nueva experiencia.
A mi parecer, los niños son una especie subestimada por muchos. Creo que reúnen una gran cantidad de valores y actitudes que, por una razón u otra, vamos perdiendo durante el trayecto a la edad madura. Podría ser una interesante propuesta tratar de imitar todo lo positivo en los pequeñines. ¿Qué tal tomar un poco de ese optimismo? ¿O por qué no dejarnos guiar por nuestra imaginación? Esa curiosidad, esa iniciativa por conocer mejor el entorno, esa facilidad para olvidar las pequeña ofensas, la capacidad de jugar con otros sin importar su color o credo, la espontaneidad, el aprecio por las cosas más sencillas, la inocencia, la confianza, la fe... Seguro que es bueno crecer como persona, pero si todos tomáramos lo mejor de cada etapa presente, pasada o futura seríamos seres humanos mucho más completos. Por supuesto que los niños se quejan y demás, pero parecen dejar de lado rápidamente estas situaciones para centrarse en otras más agradables y productivas. Todo eso me lleva a mi infancia, en el año de mil novecientos y algo. Era feliz con encontrar una moneda entre el césped. Un caracol o una piedrita de colores eran el máximo tesoro. Las horas que no estaba en el colegio las aprovechaba en casa. ¡Vaya cambio!
Aparentemente la edad nos va amargando. Eso o las condiciones actuales. Ahora entiendo por qué tantas personas insisten en que hay qué tener alma de niño.

lunes, 2 de marzo de 2009

Pesadillas.

Esta mañana fue una de las más extrañas que he vivido en un buen tiempo.
Desperté tras 5 horas de sueño, durante las cuales tuve una escabrosa pesadilla. La imágenes aún siguen frescas en mi memoria; a tal punto que aún después de asegurarme de que me encontraba en casa, en el mundo real, un helado sentimiento de incertidumbre seguía corriendo por debajo de mi piel. ¿Y si llegase a ser cierto? ¿Si esto fue una señal de algún tipo? Las inevitables preguntas aparecieron súbitamente. Deambulé un rato por la casa, completamente a oscuras, tratando de deshacerme de ese sentimiento tan desagradable. Bajé a la cocina, en busca de algo de comer. El olor a insecticida y las cucarachas muertas en el suelo no hicieron mas que aumentar el sentimiento tétrico que traía encima. Incluso después de que amaneció esa terrible sensación continuó persiguiéndome. Oh, día. Parece una situación sacada de una novela, pero soy completamente honesta al decir que no lo fue. Es uno de esos episodios de la vida cotidiana que uno prefiere dejar en el olvido, pero son tan perturbadores que es imposible. De alguna manera, vuelven.
Afortunadamente, en el transcurso del día he logrado disminuir el sentimiento antes mencionado. Me he puesto a reflexionar... ¿Cuál es la razón de existencia de las pesadillas? Una respuesta podría ser: Para mostrarnos algunas situaciones que hemos dejado inconclusas. O algún conflicto interno. Quizás sean un reflejo de los temores... Cada quien tiene su interpretación. Incluso he conocido personas que disfrutan enormemente la experiencia de verse inmersas en mundos desconocidos. Personalmente, creo que las interpretaciones dependen del contenido de la pesadilla... Aunque eso no quita que muchas de ellas sean algo extremadamente alarmante.
Lo único que pensé esta mañana, aún aturdida, fue: ¿Para qué dormir si voy a despertar con los nervios destrozados? Supuestamente el sueño es un tiempo reparador, en el cual uno se desconecta del mundo y descansa. Si el subconsciente utiliza una gran cantidad de emociones durante el estado de "desconexión", ¿se puede hablar de un verdadero descanso? Opino que a veces puede ser emocionalmente agotador.
Para finalizar, agrego mi opinión sobre la pesadilla de hoy: Fue un desperdicio de tiempo subconsciente.
Espero adentrarme en un mundo realmente interesante esta noche.

Pequeño concepto personal.

Muy bien. Esta vez, hago un paréntesis para escribir sobre un término que, desgraciadamente, debo usar frecuentemente. No estoy orgullosa de llamar a la gente de tal o cual manera (de hecho, siento que es una manera no tan sutil de discriminación), pero no encuentro otra manera más amable de referirme a dichas personas.
Estoy hablando de mi concepto personal de la gente estúpida.
Creo que, analizando bien, es posible encontrar ejemplos como estos en todos lados: En el trabajo, en la televisión, en la calle. Esta es una de las razones por las cuales me cuestiono una y otra vez el destino de la humanidad.
¿Pero a quiénes me refiero con gente estúpida?

A la gente envidiosa, que siempre está fijándose en lo que otros tienen o no. Gente criticona, la que sólo mira los errores de otros sin esforzarse en corregir los propios. Gente que daña el ambiente, sin preocuparse sobre las consecuencias que habrá para las futuras generaciones. Gente interesada, que sólo ve cómo puede sacar provecho personal de todo. Gente falsa, que sólo se viste así o escucha tal música sólo porque "es la moda". Gente malinchista, para la cual todo lo que tenga la etiqueta "extranjero" es lo máximo sin pararse a reflexionar lo bueno y lo malo de ello. Gente xenofóbica, que es incapaz de ver la belleza en otros países. Gente racista, capaz de aplastar a todo aquel con un tono de piel diferente. Gente de mente cerrada, para la cual todo lo diferente inmediatamente está mal. Gente aduladora, que piensa que con palabras dulces puede ganarse a todos. Gente grosera. Gente que se mete en conflictos con otros sólo por diversión. Gente impertinente, del tipo que preguntan ¿Qué haces? aún cuando ven lo que uno hace. Gente molesta, que siguen dale y dale aún cuando saben que estás muy ocupado. Gente abusiva. Gente machista. Gente que tortura y mata animales sólo para entretenerse (¡deben arder en el infierno!). Gente perezosa, para la cual levantarse de una cama o moverse de un sillón significa un esfuerzo olímpico. Gente que sólo depende de los favores de los demás. Gente aferrada, del tipo que se resiste a cambiar por su propio bien. Gente mañosa, a la que instantáneamente se le antoja todo lo que uno trae en la mano. Gente traicionera. Gente superficial, para la cual todo lo que importa está en el físico. Gente hueca, para la cual la cultura se reduce a lo que pasan por televisión. Gente fanática, dispuesta a matar a cualquiera que ofenda sus ideales. Gente caprichosa. Gente indecisa, que nunca sabe lo que quiere. Gente dependiente, que siempre recurre a otros para todo y es incapaz de tomar las riendas de su vida. Gente acosadora, de esas que siguen llamando y enviando mensajes aún cuando uno no quiere recordar su existencia. Gente desagradecida. Gente vana, que creen que son la razón por la que inventaron la palabra "belleza". Gente irresponsable. Gente impuntual. Gente sin modales, que literalmente le arrebata la comida (u otros bienes) a las personas que los rodean. Gente que se cuela en las fotos así nada más. Gente que insulta a otros por diversión. Gente que juega bromas pesadas. Gente que siempre quiere estar pegada a uno, como si fuera una garrapata (lo siento, pero no encontré otra comparación más adecuada). Gente intolerante. Gente extremadamente ambiciosa, cuyo amor por el dinero rebasa al propio. Gente desconsiderada, que piensa que dedicar 5 minutos a la caridad es una enorme pérdida de tiempo. Gente fingida. Gente mentirosa. Gente que cree que lo sabe todo. Gente sumisa. Gente delicada, que no soporta el mínimo olor a basura pero aún así no limpian. Gente sucia (a menos que sea por causas de fuerza mayor). Gente que se burla del nombre y/o apellidos (qué infantiles... A fin de cuentas, ¿uno qué culpa tiene?).

Y la lista continúa, aunque no dispongo del tiempo y la atención necesaria para agregar más. Espero que haya sido una útil referencia.

domingo, 1 de marzo de 2009

Obscuridad total.

Esta vez no estoy hablando en un sentido metafórico. Es la 1 de la mañana y ha ocurrido uno de esos eventos molestos pero inevitables: Se fue la luz.
Lo se. Quizá muchos piensen: "¿Qué persona en su sano juicio se sienta frente a una computadora a la 1?" Definitivamente una muy ocupada. Pero ese no es el tema a tratar.
El hecho de que la electricidad se haya cortado tan abruptamente me hace pensar en tantas cosas. En cierta manera es una oportunidad de ponernos más alerta a nuestro alrededor. Sin ninguna distracción, podemos concentrarnos más en el interior y en el exterior. El ladrido de los perros, el chillido del viento contra los árboles, el crujido de las puertas... Todo un universo sonoro aparece en la obscuridad.
Lo que me parece irónico de las cosas simples es que estamos tan acostumbrados a ellas que incluso llegamos a ignorarlas. Es en momentos como estos que recordamos su existencia.
Caminar por la casa es algo casi automático en condiciones normales. Pero en un apagón es como adentrarse en un nuevo mundo. El camino se torna desconocido, incluso hostil. Sustituimos la vista por el tacto; palpamos las texturas... Cambia radicalmente la perspectiva de lo normal.
(En la actualidad puede que sea más sencillo gracias a las lámparas y los celulares. Sin embargo, prefiero verlo desde un punto de vista más tradicional).
De momento me pregunto... ¿Qué pasaría si esta penumbra durara días o semanas? ¿Cómo cambiaría la gente en ese intervalo? ¿Qué vida resurgiría de ese caos? Suena un experimento curioso, incluso doloroso. No me queda más que suponer.
¡Qué gracioso! La lámpara volvió a encenderse antes de terminar de escribir esto.